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“Lecciones disfrazadas de cuentos”: La crítica de expertas al boom de libros infantiles “de autoayuda”

3 de Diciembre de 2025

9 MINUTOS DE LECTURA

“Lecciones disfrazadas de cuentos”: La crítica de expertas al boom de libros infantiles “de autoayuda”
photo_cameraHoy circulan muchos libros infantiles que, más allá de entregar una experiencia literaria a los pequeños lectores, buscan enseñarles algo o conseguir un cambio de conducta en ellos. Crédito: Karina Fuenzalida.

Relatos para dejar el chupete, para controlar las pataletas o para dormir solo. Los libros que buscan enseñarles algo o promover un cambio de conducta en los niños son tendencia entre padres y educadores. Sin embargo, desde la academia se cuestiona no solo su valor literario; también alertan de instrumentalización, respuestas estereotipadas y poco espacio a la interpretación y a la reflexión. “En realidad, son libros para que los adultos se sientan tranquilos”, comenta la psicóloga UC Josefina Martínez.

Por Natacha Ramírez y Romina Maino, Bibliotecas UC

“Ana es una niña con un gran problema: se enfada por todo. Cualquier cosa la pone furiosa. Y, cuando esto sucede, tiene que gritar, patalear con los pies y golpear con los puños. Su abuelo le compra un tambor. Cuando está enfadada, lo toca y el enfado se le pasa (…) Una divertida historia que enseña a afrontar debidamente los problemas”, dice la reseña del último libro que Iñaki, de 7 años, tuvo que leer para el colegio. Después, en la prueba, una de las preguntas que debió responder es cómo él mismo logra calmarse cuando le daba rabia.

Como este, hoy circula una gran cantidad de libros infantiles que, más allá de entregarles una experiencia literaria a los pequeños lectores, buscan enseñarles algo o conseguir un cambio de conducta en ellos. Libros para dejar el chupete, para comerse toda la comida, para controlar las pataletas y hasta para dormir solo o enfrentarse a la separación de los padres. Estos títulos combinan la narrativa con mensajes sobre valores, gestión emocional, resiliencia y autoestima. ¿Qué podrían tener de malo?

La pregunta no es retórica. Desde la psicología y la literatura infantil se levantan voces que cuestionan este tipo de “libros para algo”, por distintas razones, que van desde el valor literario de estos textos hasta las respuestas únicas y estereotipadas que impondrían a asuntos que pueden ser más complejos.

“Lo que los niños necesitan encontrar en la lectura es el disfrute mismo de leer, una experiencia que les permita abrir su mundo”, dice la psicóloga Josefina Martínez. Crédito foto: N. Ramírez.

Carecen de metáforas e imponen significados

La psicóloga UC y magíster en Psicología Clínica Infantojuvenil, Josefina Martínez, es crítica de estos textos, que cataloga de “autoayuda” infantil. “Estos libros buscan inducir ciertos comportamientos en los niños como lecciones disfrazadas de cuentos. Son una especie de libros de autoayuda para niños que, en realidad, no son para ellos, sino para los adultos que desean que los niños logren ciertos objetivos para sentirse tranquilos. Esa es la principal crítica”.

Agrega que, “detrás de estos libros de autoayuda para niños, está la expectativa adulta de lograr un buen comportamiento”, cuando “lo que los niños necesitan encontrar en la lectura es el disfrute mismo de leer, una experiencia que les permita abrir su mundo y desarrollar un sentido crítico”, recalca la experta.

“Estos libros buscan inducir ciertos comportamientos en los niños como lecciones disfrazadas de cuentos. Son una especie de libros de autoayuda para niños que, en realidad, no son para ellos, sino para los adultos que desean que los niños logren ciertos objetivos para sentirse tranquilos” .- Josefina Martínez, psicóloga clínica infantojuvenil.

Otro cuestionamiento es que, al perseguir un fin específico -en este caso, lograr un cambio de conducta-, se alejan de la literatura como tal. “La literatura se escribe desde la libertad creativa, no con una intención fija. Muchas veces, la literatura se instrumentaliza y se utiliza para abordar ciertos temas, imponiendo significados a los niños que se alejan de la literatura en sí”, afirma.

Permitir que un niño elija espontáneamente un libro, según sus propios intereses, favorece un acercamiento más amoroso y amistoso a la lectura, plantean las expertas. Crédito foto: N. Ramírez.

La académica de la Facultad de Educación y experta en literatura infantil, Maili Ow, profundiza en el tema y coincide en que estos libros no serían literarios, pues el fin de la literatura es eminentemente artístico: “Se venden como textos literarios y usan recursos de la literatura infantil, como las imágenes, la tipografía, el tamaño, el material. Pero yo diría que no son literarios, porque no tienen un propósito artístico; son textos muy instrumentales (…) No son libros que yo recomendaría, porque la misión de la literatura no es moralizar“.

“Se venden como textos literarios y usan recursos de la literatura infantil, como las imágenes, la tipografía, el tamaño, el material. Pero yo diría que no son literarios, porque no tienen un propósito artístico, son textos muy instrumentales. No son libros que yo recomendaría, porque la misión de la literatura no es moralizar“ .- Maili Ow, académica de la Facultad de Educación experta en literatura infantil.

Otro aspecto que los distancia de la literatura -según las expertas- es su literalidad, que limita las posibilidades de interpretar. “Estos libros gozan de gran popularidad entre educadores y familias; sin embargo, se cuestiona su carácter como obras literarias, ya que carecen de recursos como la metáfora, el lenguaje simbólico o el uso poético del lenguaje”, explica Josefina Martínez.

Al respecto, Maili Ow subraya que “la literatura es eminentemente connotación, es construir una visión personal, y estos textos no promueven la búsqueda de varios significados. Pueden ser un bestseller, pero en términos de calidad literaria –como posibilidades de interpretar, de ampliar el mundo– no cumplen. Y muchas veces caen en el estereotipo, en las respuestas cliché, con respuestas únicas para problemas que son bien complejos, sin dar espacio a pensar“.

Los libros en cuestión “muchas veces caen en el estereotipo, con respuestas únicas para problemas que son bien complejos, sin dar espacio a pensar“, advierte Maili Ow. Crédito foto: Pexels.

Libros para imaginar y ampliar el mundo

Entonces, ¿cómo escoger un buen cuento? Maili Ow dice que las tendencias actuales en literatura infantil “son mucho más abiertas, simbólicas, evitan los estereotipos; buscan más bien el desarrollo de la imaginación, de la empatía, el desarrollo del pensamiento, la amplitud del mundo”. En esa línea, sugiere libros “que permitan varias posibilidades de interpretación, que amplíen el repertorio y el vagaje visual de niños y niñas, que no utilicen imágenes estereotipadas, que los expongan a imágenes distintas, que los hagan pensar”.

Al ser una expresión artística -explica-, lo que debemos esperar de la literatura es lo mismo que esperamos de otras manifestaciones artísticas: libertad, imaginación, interpretación, conexión con el mundo personal, respuestas personales; no enseñanzas ni respuestas estándar. “Eso que para los adultos lo tenemos tan claro, ¿por qué no lo tenemos claro para los niños? Porque si yo, como adulta, quiero aprender algo específico, voy a una enciclopedia o a un texto de divulgación científica; no voy a buscar un texto literario para aprender cómo gestionar mis emociones. Pero sí lo hacemos con los niños”, apunta.

En su opinión, detrás de esta actitud desde los adultos, “también hay una imagen de la infancia que uno podría cuestionarse”. “En vez de abrirles la posibilidad de que ellos construyan el significado, con textos que no sean evidentes, obvios ni con una sola interpretación; los subestimamos, pensamos que no van a ser capaces, que no se van a interesar, que no van a entender, cuando no tiene por qué ser así”, subraya la experta en literatura infantil.

En la literatura infantil, los relatos son más simbólicos y permiten que los niños construyan el significado, lo que desarrolla la imaginación y el pensamiento. Crédito foto: Karina Fuenzalida.

Que puedan elegir libros que los apasionen

Por su parte, la psicóloga Josefina Martínez resalta que lo principal es que el libro pueda “fomentar el gusto y el disfrute por la lectura” en los niños. Por eso, al momento de escoger, recomienda considerar los temas que a ellos les interesen. “Permitir que el niño elija, según sus propios intereses, favorece un acercamiento más amoroso y amistoso a la lectura“, plantea.

“Nos quejamos de que los niños no leen, pero basta con ir a una librería para verlos elegir espontáneamente un libro. Pero entonces interviene el adulto y les dice que ‘mejor ese no, tiene poco texto o demasiados dibujos’… Estamos afanados en que los niños lean, pero no por el deleite de la lectura. Sin querer, les transmitimos que leer es una tarea difícil, que requiere esfuerzo y seriedad, como una obligación más de la vida. Y no debería ser así. Los niños deben poder elegir libros que les gusten, que los apasionen, que los conmuevan. Esa es la única forma de que desarrollen un gusto lector propio“, apunta.

“Estamos afanados en que los niños lean, pero no por el deleite de la lectura. Sin querer, les transmitimos que leer es una tarea difícil, que requiere esfuerzo y seriedad, como una obligación más de la vida. Y no debería ser así. Los niños deben poder elegir libros que les gusten, que los apasionen, que los conmuevan. Esa es la única forma de que desarrollen un gusto lector propio” .- Josefina Martínez.

Por lo mismo, insiste en alejarse de los libros que pretendan dejar una lección explícita: “Si un niño hace pataletas, no compren libros sobre cómo controlar la rabia, aléjense de esos libros. Busquen lecturas que fomenten el goce y el placer por leer, para que los niños puedan ver el libro como un amigo, no como un enemigo, como una invitación, no como algo que los hará salir corriendo porque, al final, solo busca enseñarles algo“.

“Busquen lecturas que fomenten el placer por leer, para que los niños vean el libro como un amigo, y no como algo que los hará salir corriendo porque solo busca enseñarles algo”, dice Josefina Martínez. Crédito foto: Bibliotecas UC.

¿Y qué pasa con las fábulas?

Hay un género que guarda cierta similitud con los textos que hemos estado analizando. Se trata de las clásicas fábulas, cuentos breves y directos que dejan una moraleja. ¿Qué ocurre con su valor literario? 

Maili Ow pide mirar estas obras en su contexto histórico: “Es otro momento de la humanidad, estamos hablando de los inicios de la sociedad, de la cultura occidental; los cuentos de hadas de la Edad Media también tenían una enseñanza. Lo mismo pasa con los mitos cuando no había tanta explicación científica. Pero ha pasado mucho tiempo y la sociedad es otra. Entonces la literatura, de algún modo, tiene reflejar el mundo de hoy”.  

En su opinión, “tú puedes seguir leyendo fábulas, por supuesto, y hay algunas muy entretenidas. Pero hoy día, no creo que haya mucha producción de fábulas nuevas. Eso no le quita el valor a las que ya están, pero yo las leería en su contexto y las resignificaría”.

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