13 de Noviembre de 2025
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Si bien las mujeres tienen alta presencia en carreras de pregrado, esto se revierte en postgrado, donde hay mayor participación de hombres que de mujeres. La jefa de Equidad de Género UC, Pilar Bontá, afirma que hay una fuga de talento femenino a medida que se avanza hacia los niveles superiores de formación.
Por Ana María Bolumburu
La presencia de mujeres que estudian una carrera de pregrado en la Universidad Católica aumenta cada año, tendencia que también se observa a nivel global, lo que evidencia que las mujeres se han incorporado de manera sostenida al sistema de educación superior. Sin embargo, a medida que empieza a avanzar la trayectoria formativa en la universidad, se observa que en los niveles superiores y en la posterior carrera académica, disminuye la participación femenina.
De acuerdo a las cifras proporcionadas por la Dirección de Análisis Institucional y Estudios Estratégicos, este 2025 hay 32.630 estudiantes matriculados en pregrado en la UC, de los cuales 17.538 son mujeres y 15.072 hombres. A nivel de postítulo (como programas diplomado), la participación femenina aún supera a la masculina: 569 mujeres y 425 hombres.
No obstante, la proporción cambia drásticamente en magister, donde se cuentan 2.863 hombres y 1.791 mujeres; y en doctorado, con 848 hombres y 614 mujeres. Esta diferencia se sigue replicando a medida que avanza la trayectoria académica, como se observa en la siguiente tabla:
¿Qué muestran estos registros? Según Pilar Bontá, jefa de Equidad de Género UC, estas cifras dan cuenta de que existe una fuga de talento, que también está reconocida en la literatura a nivel global, con el famoso término leaky pipeline, que visibiliza una tubería con fugas, vale decir, trayectorias donde disminuye la participación de mujeres en este caso.
Efectivamente, agrega,”las mujeres van dejando la academia, los niveles académicos superiores y las altas jerarquías académicas. Algo ocurre durante las trayectorias que va disminuyendo su presencia. Y eso es una realidad a nivel global, a nivel país y, evidentemente, la UC no es la excepción”.
“Las cifras muestran que existe una fuga de talento, que también está reconocida en la literatura a nivel global, con el famoso término leaky pipeline, que visibiliza una tubería con fugas, vale decir, trayectorias donde disminuye la participación de mujeres en este caso”.- Pilar Bontá, jefa de Equidad de Género.
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Comportamientos, relaciones y socialización
La presencia de mujeres que estudian en la UC aumenta cada año a nivel de matrícula de pregrado. Créditos César Dellepiane.
En esta línea, la directora de Equidad de Género UC, Carolina Muñoz, destaca que hay que considerar elementos de segregación vertical y horizontal. La primera de ellas muestra las brechas en la participación de mujeres en cargos de toma de decisión o de poder, que, si bien han aumentado su presencia en diversos sectores, aún falta bastante por avanzar.
“Igualmente, es importante reconocer que esta realidad ha ido cambiando en el sistema de educación superior, y en nuestra universidad. Actualmente, hay mayor participación de decanas en el Honorable Consejo Superior, quienes ejercen este cargo en la Universidad, lo cual es una es una muy buena noticia, sin duda”, afirma.
La segregación horizontal se refiere a las áreas de conocimiento, que tradicionalmente son masculinas o femeninas. Por ejemplo, en el área de STEM (carreras de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas), que es un área de reconocido predominio de hombres, la brecha tiende a acentuarse. ¿Por qué? Porque hay una composición más desequilibrada, que evidencia la raíz sociocultural de nuestras sociedades, y que ha ido naturalizando y normalizando las normas de género que están en la base de nuestros comportamientos, de nuestras relaciones y de nuestra socialización.
Carolina Muñoz explica que si se consideran las trayectorias femeninas con estos dos elementos de segregación -horizontal y vertical-, vemos que efectivamente hay un cruce que es significativo y que explica en buena medida estas brechas. Para tener un análisis más profundo respecto de estas brechas de género, también es importante aproximarse a razones de orden más cualitativo que explican estas trayectorias. ¿Qué significa esto? “Si bien, en algunos casos, el número de mujeres que están participando en directorios o en altas esferas de toma de decisiones ha aumentado y eso efectivamente representa un avance significativo en esta materia, es importante ahondar en el cómo están habitando esos lugares las mujeres, vale decir, cómo es su interacción con el entorno, cómo se despliega el poder, qué dificultades han encontrado, etc. Quizás también puede ser relevante reflexionar entorno a la masculinización de ciertos liderazgos femeninos, y las posibilidades reales de construir liderazgos innovadores y más colaborativos”, apunta.
“Si bien, en algunos casos, el número de mujeres que están participando en directorios o en altas esferas de toma de decisiones ha aumentado y eso efectivamente representa un avance significativo en esta materia, es importante ahondar en el cómo están habitando esos lugares las mujeres, vale decir, cómo es su interacción con el entorno, cómo se despliega el poder, qué dificultades han encontrado, etc.”.- Carolina Muñoz, directora de Equidad de Género.
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Maternidad versus academia
Otra razón importante de considerar, además del elemento sociocultural, tiene que ver con la maternidad, y cómo esta constituye un hito biográfico que incide bastante en las trayectorias académicas y formativas de las mujeres. Hay estudios, a nivel nacional e internacional, que documentan que para muchas mujeres la maternidad está siendo un gran tema: no quieren ser madres. Y eso, también tiene un impacto en cómo estamos viviendo hoy día, más aún en el mundo de la academia, donde sabemos que hay un alto nivel de exigencia y de productividad en términos de investigación.
Para enfrentar estos retos, desde la UC se han implementado políticas orientadas a hacer que el impacto sea lo más inocuo posible. “Eso nos desafía a plantearnos de qué manera es importante contar con políticas de corresponsabilidad y conciliación, ya que no solo se trata de otorgar beneficios a las mujeres para que sean madres y avancen en su trayectoria laboral o académica, sino también de entregar herramientas a los hombres que quieren cuidar, ser padres y trabajar de manera sostenida y sostenible en favor de una práctica corresponsable”, concluye Pilar Bontá.
