19 de Diciembre de 2025
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Esta metodología –que utiliza la Escuela de Medicina Veterinaria UC– incluye el uso de fantomas, escenarios clínicos guiados y ejercicios de roles. El objetivo no es eliminar por completo el contacto de alumnos con animales reales, sino que retrasarlo hasta que cuenten con la preparación necesaria para tratarlos con responsabilidad, respetando su bienestar y dignidad.
Por Magdalena Villarroel y Sebastián Bustamante | Fotografías: Medicina Veterinaria UC
Antes, la formación veterinaria dependía casi exclusivamente de la práctica directa con animales, lo que implicaba riesgos para su bienestar y limitaciones en la experiencia estudiantil. Hoy, la Escuela de Medicina Veterinaria UC ha transformado ese paradigma introduciendo la simulación, una metodología que reproduce escenarios clínicos reales y permite desarrollar competencias sin comprometer la integridad de los seres vivos, en línea con los estándares éticos y normativos nacionales e internacionales.
La simulación se ha convertido en una herramienta clave en la formación veterinaria. Esta tendencia global abarca desde el uso de modelos anatómicos, fantomas -simuladores de cuerpos o partes del cuerpo animal-, hasta escenarios clínicos guiados y ejercicios de roles.
En la UC, la Escuela de Medicina Veterinaria ha puesto especial cuidado en utilizar la simulación para respetar a los animales. Así lo explica el académico Pablo Lillo: “Debemos formar profesionales capaces de tomar buenas decisiones, de comunicarse eficazmente, trabajar en equipo y considerar el contexto completo del caso clínico. En este sentido, la simulación permite entrenar esas competencias sin poner en riesgo a los pacientes”.
A través de estos recursos, las y los futuros veterinarios pueden practicar procedimientos, evaluar casos y tomar decisiones en un entorno controlado, donde el error está permitido.
La simulación y el uso de fantomas no busca eliminar por completo el trabajo con animales reales, pero sí retrasar ese contacto a etapas en que las y los estudiantes ya cuentan con el nivel de preparación idóneo para tratar a pacientes reales con responsabilidad, proyectando un nuevo modelo de enseñanza que favorece el aprendizaje y honra los principios de bienestar y dignidad de los animales.

Reemplazar, reducir y refinar
Alonso Segeur, profesor de la escuela, explica: “la simulación es una de las herramientas más poderosas para materializar el principio de las 3R: reemplazar, reducir y refinar el uso de animales en la formación veterinaria”.
De esta manera, se garantiza que el animal real reciba una atención más segura y menos invasiva, mientras que las y los estudiantes viven sus primeras experiencias de práctica clínicas con menor ansiedad y mayor conciencia del cuidado que requiere esta profesión. (Ver recuadro).
Entrenamiento integral en escenarios guiados
Durante su formación, las y los estudiantes cuentan con variados simuladores, entre ellos los de vía aérea, cateterización venosa y arterial, reanimación cardiopulmonar, intubación y control de hemorragias, entre otros.
Respecto de los métodos de simulación, el Dr. Segeur detalla que se implementan según el nivel de complejidad y el propósito formativo. Entre ellos se encuentran la simulación de tareas (task trainers), de casos clínicos, de alta fidelidad –con fantomas conectados a monitores-, y la simulación de roles y comunicación
Con estas herramientas, las y los futuros médicos veterinarios desarrollan progresivamente destrezas psicomotoras finas, manejo instrumental, identificación anatómica tridimensional, coordinación en escenarios de emergencia, comunicación en equipo y razonamiento clínico.
“En todos los métodos, la simulación actúa como una barrera ética que les permite equivocarse, corregir y repetir el procedimiento tantas veces como sea necesario, algo imposible en un animal vivo”, afirma el Dr. Segeur.
El Dr. Lillo destaca la importancia de entrenar las habilidades en comunicación, considerando que “en Estados Unidos, el 80% de las demandas se vinculan con problemas generados por errores de comunicación con los tutores”.

Estudiantes más seguros y eficientes
A juicio de los académicos, a partir de la simulación, han podido observar mejoras significativas en estudiantes que enfrentan sus primeras experiencias prácticas.
“Quienes entrenan con simuladores llegan a la clínica veterinaria con mayor confianza, mejor coordinación y menor tasa de errores en procedimientos fundamentales, como la colocación de catéteres venosos, distrés respiratorio, la asistencia neonatal, la fluidoterapia y el manejo del shock, entre otras”, declara el Dr. Segeur.
Esto ha sido transmitido por los propios estudiantes. El Dr. Lillo cuenta que alumnas y alumnos que hoy se encuentran finalizando su internado han agradecido la preparación. “Me han comentado que recordaban todo lo que habían entrenado, sabían perfectamente lo que tenían que hacer”, afirma.
El trabajo en equipo es un aspecto esencial que se ve fortalecido: en escenarios simulados de emergencias, los grupos actúan con mayor fluidez, se asignan roles con claridad y se toman decisiones más rápidas y fundamentadas. “Esto se ve claramente en el abordaje de la reanimación cardiopulmonar avanzada y en el manejo del paciente post paro cardiorrespiratorio”, señala el Dr. Segeur.
Testimonios del aprendizaje respetando la vida
Según los testimonios de los estudiantes, los beneficios de la simulación los percibieron desde su primer acercamiento a los pacientes reales.
Bastián Rojas reconoce que, al principio, tuvo dudas sobre la utilidad real de los fantomas: “Creía que no iban a reflejar la experiencia de un paciente real, pero con el tiempo me di cuenta de lo útiles que llegan a ser para aprender sin miedo y luego aproximarse con confianza a los pacientes. Cuando uno está nervioso comete más errores, y los tutores y pacientes lo notan, lo cual genera una mala experiencia para todos”.
Para María Grazia Ciudad, el uso de los fantomas le ha permitido sentirse preparada. “Al trabajar con ellos tienes la seguridad de que no estás incomodando al animal, y eso entrega mucha confianza. Como ya has practicado los manejos, la probabilidad de éxito es mucho mayor”, afirma.
Por su parte, Lucía Peters comenta que “con un fantoma no corres el riesgo de que una mascota reaccione mal. También, en el caso de los animales se producción, se evita, por ejemplo, que muchos estudiantes palpen a la misma vaca”.
Bastián valora que estas metodologías permiten cometer errores. “Facilitan que podamos tener una experiencia práctica adecuada. Si en las carreras médicas humanas se utilizan fantomas, es por algo. Me alegra mucho que en la medicina veterinaria se esté ampliando su uso”, concluye.
Principio de las 3R
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Reemplazar: Los simuladores permiten sustituir el uso de animales vivos en etapas iniciales y medias del aprendizaje.
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Reducir: Al llegar mejor preparados, los estudiantes requieren menos intervenciones reales para alcanzar competencia, disminuyendo así el número de animales sometidos a procedimientos repetitivos.
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Refinar: Al momento de trabajar con animales reales, las y los estudiantes lo hacen con mayor precisión, seguridad y prolijidad técnica, minimizando el estrés, el dolor y los tiempos de manipulación.
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Métodos de simulación
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Simulación de tareas (task trainers):
o Aplicación: Entrenamiento para técnicas específicas, como intubación, cateterización o toma de muestras. o Beneficio: Permite desarrollar destrezas sin generar dolor, estrés o riesgo en un animal vivo. |
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Simulación de casos clínicos:
o Aplicación: Escenarios que recrean emergencias reales, facilitando la toma de decisiones y manejo del paciente crítico. o Beneficio: Evita que el estudiante aprenda por ensayo y error frente a un paciente real. |
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Simulación de alta fidelidad:
o Aplicación: Uso de fantomas conectados a monitores que reaccionan a las intervenciones del estudiante. o Beneficio: Entrena el manejo de pacientes complejos sin comprometer su vida y permite evaluar, en tiempo real, si las intervenciones logran estabilizar al paciente o si se requiere intervenciones adicionales. |
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Simulación en roles y comunicación:
o Aplicación: Situaciones en las que las y los estudiantes deben coordinarse, explicar procedimientos y cumplir los protocolos de seguridad. o Beneficio: Reduce el estrés de los animales al minimizar intervenciones repetidas o mal ejecutadas por falta de práctica comunicacional. |




