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Educación digital y acceso a otros medios tecnológicos deben acompañar restricción de celulares en colegios

26 de Noviembre de 2025

7 MINUTOS DE LECTURA

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photo_camera El proyecto de ley que busca prohibir el uso de celulares en colegios contempla todos los niveles educativos: parvulario, básico y media. Crédito foto: César Dellepiane.

El proyecto de ley que prohíbe el uso de teléfonos móviles en los colegios avanza en su trámite legislativo tras aprobarse en el Senado. Académicas UC señalan que la moción sigue la tendencia internacional de regular el uso de estos aparatos bajo condiciones y excepciones, aunque advierten que se requieren pasos intermedios, como abordar la educación digital desde el currículum escolar, y tomar resguardos para no aumentar la brecha digital.

Por Josefina Lira

La masificación de los smartphones ha transformado la forma en que las personas se comunican, interactúan, trabajan y estudian. Pero su uso excesivo por parte de niños, niñas y adolescentes (NNA) y la dependencia que les genera ha abierto el debate.

Según la Encuesta Bicentenario 2025, un 78% está de acuerdo con prohibir el uso de celulares en los colegios y un 73% apoya restringir el acceso a redes sociales para menores de 15 años.

Estos dispositivos se han convertido en una preocupación para muchos padres y profesores, y su uso podría quedar restringido en los establecimientos educacionales si se despacha el proyecto de ley que busca prohibir el uso de teléfonos móviles en esos espacios.

La iniciativa se aprobó en el Senado y ahora será revisada, en tercer trámite, en la Cámara de Diputados. Si se convierte en ley, comenzará a regir el próximo año y los establecimientos tendrán plazo hasta el 30 de junio para actualizar sus reglamentos internos y adaptarlos a la nueva normativa.

En qué consiste el proyecto de ley y sus excepciones

La iniciativa considera restringir los celulares en todos los niveles educativos: parvulario, básico y enseñanza media. Para ello, prohíbe el uso de dispositivos durante actividades curriculares dentro de las salas de clases, aunque establece que son los colegios quienes deben definir los espacios, horarios o actividades específicas en que se puede autorizar su uso.

También contempla excepciones para estudiantes con necesidades educativas especiales, situaciones de emergencia, condiciones de salud que requieran monitoreo, solicitudes temporales y fundadas de padres por razones de seguridad, además de instancias en que los aparatos sean útiles para enseñar durante actividades curriculares o extracurriculares.

“El proyecto no busca eliminar la tecnología educativa, sino limitar el uso de dispositivos personales en clases para reducir distracciones y riesgos, mientras fomenta un uso seguro y responsable de contenidos digitales” – Magdalena Claro, académica UC.

“El proyecto no busca eliminar la tecnología educativa, sino limitar el uso de dispositivos personales en clases para reducir distracciones y riesgos, mientras fomenta un uso seguro y responsable de contenidos digitales. Es una prohibición parcial con regulación flexible, especialmente en educación media”, explica Magdalena Claro, académica de la Facultad de Educación y directora de CEPPE UC.

Pero el impulso a estas medidas no es nuevo, la normativa se suma a una tendencia internacional de regular el uso de estos aparatos bajo condiciones y excepciones, asegura la experta, como ocurre en China, Francia o algunos estados de EE.UU., entre otros.

En Chile, colegios y municipalidades también han tomado medidas, como Lo Barnechea, donde se implementó un sistema de estuches inhibidores que bloquean la señal de los dispositivos, o Las Condes, que prohibió el uso de celulares en los colegios municipales de la comuna.

Una oportunidad desaprovechada

Magdalena Claro destaca como algo positivo del proyecto de ley que se obligue a los colegios a definir reglas claras sobre el uso de dispositivos digitales, establecer responsabilidades de los padres, madres y apoderados de supervisar el uso de aparatos móviles fuera del horario escolar y asumir las consecuencias ante un uso indebido.

También resalta la indicación que establece que, en marzo de 2030, el Ministerio de Educación deberá presentar al Congreso una evaluación sobre la implementación, que incluya indicadores de convivencia escolar, rendimiento académico y bienestar socioemocional.

“No veo desventajas en el proyecto de ley, pero sí una oportunidad desaprovechada: la iniciativa se centra en seguridad y responsabilidad, sin enfatizar la necesidad de una educación digital más amplia, que abarque alfabetización crítica, participación, creatividad e innovación digital” – Magdalena Claro, académica UC.

No obstante, dice que ve “una oportunidad desaprovechada” en el proyecto de ley: “la iniciativa se centra en seguridad y responsabilidad, sin enfatizar la necesidad de una educación digital más amplia, que abarque alfabetización crítica, participación, creatividad e innovación digital. Creo que faltó ser mucho más explícito sobre la importancia de que el sistema educativo promueva una formación que prepare a las nuevas generaciones no solo para reducir los riesgos, sino también para aprovechar las oportunidades del entorno digital”, señala Magdalena Claro.

“¿Una ley por sí misma va a lograr cambiar una cultura? Porque, finalmente, estamos hablando de una cultura que requiere reorganización. Esto es una problemática social, cultural y sociotécnica” – Rayén Condeza, académica UC.

Rayén Condeza, académica de la Facultad de Comunicaciones, considera que la medida es una reacción comprensible y necesaria; sin embargo, plantea la necesidad de integrar al currículum escolar la alfabetización digital.

“El uso de celulares en niños, niñas y adolescentes permea en muchas cosas si no tienen acompañada la educación. En otros países esto se viene abordando no solo con el celular, sino también con la televisión, los medios de comunicación y las pantallas. Creo que se necesita un paso intermedio: ¿una ley por sí misma va a lograr cambiar una cultura? Porque, finalmente, estamos hablando de una cultura que requiere reorganización. Esto es una problemática social, cultural y sociotécnica”, agrega la especialista.

El posible aumento de la brecha digital

Otra arista que no desarrolla la normativa es cómo asegurar que no aumente la brecha digital, advierte la académica de Educación UC, al no garantizar el acceso a recursos digitales para el aprendizaje en contextos cuyo único medio de conexión son los celulares.

“Chile se caracteriza por ser uno de los países más conectados, pero no necesariamente esa conexión tiene que ver con competencias desarrolladas para un buen uso. Más que brechas de acceso, son brechas de uso” – Rayén Condeza, académica UC.

La experta de la Facultad de Comunicaciones hace hincapié en este punto e indica que “Chile se caracteriza por ser uno de los países más conectados, pero no necesariamente esa conexión tiene que ver con competencias desarrolladas para un buen uso. Más que brechas de acceso, son brechas de uso”.

Bienestar de la niñez en el entorno digital

En el libro “Aprendizaje y desarrollo pleno. Aportes para la formación y ejercicio de docentes y educadores”, editado por Susana Mendive, Jaime Balladares y Pilar Cox, académicos de la Facultad de Educación UC, se incluyen 14 capítulos escritos por 34 autoras y autores de ocho universidades y cinco regiones del país. Entre ellos se encuentra un capítulo de la académica Magdalena Claro sobre bienestar digital.

En el texto se expone la importancia de que las políticas y prácticas educativas promuevan una formación integral desde los primeros años de vida, que resguarde el bienestar y desarrollo de NNA en entornos digitales; no solamente al enseñar cómo usar la tecnología, sino también desarrollando competencias emocionales y cognitivas que generen pensamiento crítico y sentido de responsabilidad.

“El principal desafío es equilibrar la preparación para un mundo digital con la necesidad de sostener aprendizajes en un ambiente seguro y positivo. Esto implica educar para un contexto cada vez más digitalizado, con retos inéditos como desarrollar pensamiento crítico frente a la IA o aprovechar herramientas de personalización, al mismo tiempo que se protege la privacidad de los datos de estudiantes y familias”, comenta la experta.

Otro punto que menciona la publicación es lo fundamental que resulta el acompañamiento en las múltiples dimensiones del entorno digital. Aunque los adultos suelen supervisar las experiencias físicas, desconocen lo que sucede en línea, donde los niños y adolescentes pueden enfrentarse a situaciones como ciberacoso, exposición a contenidos inapropiados, manipulación emocional o prácticas que afectan su autoestima”, señala Magdalena Claro.

Además, la ausencia de mediación adulta dificulta que los niños desarrollen criterios para gestionar conflictos, proteger su privacidad o reconocer conductas dañinas. “El problema no es solo el acceso a la tecnología, sino la falta de diálogo y acompañamiento que permita transformar el uso digital en una experiencia segura y formativa”.

La publicación forma parte de la Colección Estudios en Educación, una alianza entre CEPPE UC y Ediciones UC que, en 10 años de trabajo, ha publicado 15 títulos.

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