22 de Diciembre de 2025
5 MINUTOS DE LECTURA

Un centenar de expositores provenientes de México, Argentina, Perú, Bolivia y Chile, fueron parte de la quinta edición de esta feria –que organiza la Escuela de Arte UC en Campus Oriente–, reafirmando el auge del arte impreso en la región.
Por Lía Alvear
En su quinta versión, TINTA, Feria de Arte Impreso, reunió a 100 expositores provenientes de Perú, Bolivia, Argentina, México y diversas regiones de Chile, logrando convocar a más de 3.500 personas en el Centro de Extensión Oriente UC, entre el 7 y el 9 de noviembre pasado.
Exposiciones, conversatorios, lanzamientos de publicaciones, conciertos, performances y talleres formaron parte de una programación que exploró el libro y el múltiplo como espacios de experimentación artística. La alta afluencia de público se tradujo, además, en un balance positivo en las ventas para los vendedores y editores participantes, confirmando el interés creciente por el objeto impreso y la vitalidad del mercado editorial independiente.


“Creo que TINTA se ha ido consolidando como una de las ferias más importantes del país y posicionando poco a poco en Latinoamérica, fortaleciendo las redes de intercambio entre países”, afirmó la académica y artista visual Mónica Bengoa, parte de la organización.
Identidad y “desparpajo” latinoamericano
A diferencia de lo que ocurre en el sistema industrial de publicación, cada proyecto de arte impreso presentado tuvo una impronta personal, alimentada por oficios e identidades diversas. Sobre esto reflexionó el autor, editor e impresor argentino Eric Schierloh, quien estuvo presente en la feria: “Quizás la identidad latinoamericana reside en una voluntad común, en cuestiones que atañen a la clandestinidad y a la falta de ciertos rigores inculcados. Hay un cierto desparpajo entre nosotros que es muy juvenil. Lo veo como la expresión de ese impulso de andar con valijas, acarreando, trayendo, vendiendo, traficando, intercambiando, subsistiendo, evolucionando”, sostuvo Schierloh.

El expositor, quien asistió con su editorial artesanal Barba de Abejas, subrayó que más allá de la exitosa posibilidad de venta, la función profunda de la feria fue consolidar el capital social: “Estos encuentros son lugares importantes para la comercialización… pero sobre todo para conocer gente y saber en qué andan los colegas publicadores”.

Tanto el creador trasandino, como el dibujante y editor de fanzines Amadeo González —organizador del Festival Carboncito en Lima—, participaron con el apoyo del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, en el marco del “Mes del Diseño 2025”.
En esa línea, el activista editorial Rodrigo Dueñas destacó que TINTA se insertó exitosamente en un valioso circuito internacional junto a ferias como Migra (Argentina), Léeme (Perú) y FRISO (México).
“Todas estas ferias terminan armando una red que permite que muchos de los creadores chilenos viajen e internacionalicen su trabajo”, afirmó Dueñas, quien identificó una identidad visual y de contenidos propia del continente que resonó con fuerza durante el evento.

Una programación anclada a las artes
Una de las características que distinguió a este encuentro fue que su programación estuvo pensada desde las artes visuales y no solo desde lo editorial. Esto se relaciona estrechamente con la identidad e historia de la Escuela de Arte UC, vinculada desde siempre al grabado y a sus desplazamientos. Esta impronta se materializó con la exposición Taller de Impresión Colaborativa TINTA #5, a cargo del académico y grabador Jorge Padilla. Aquí, un grupo interdisciplinario de 24 estudiantes de las carreras de Arte, Diseño y Estética UC desarrolló afiches inspirados en la gráfica de estampillas postales de especies nativas amenazadas en Chile.

“Yo creo que TINTA ha ayudado a fortalecer la tradición del grabado en nuestra escuela. Pensar en los nuevos soportes —que ya no son tan nuevos— como los fanzines, libros de artista y ediciones experimentales, es una forma de insertarse en una Escuela de Arte que debiera siempre estar pensando en diversificar, expandir, ampliar, profundizar y, sobre todo, crear instancias nuevas para poner ideas en circulación”, explicó Mónica Bengoa.
La artista concluyó destacando que este encuentro se instaló como una gran plataforma colaborativa horizontal: “El público que visitó la feria vio que este año tuvimos un encuentro no solo más grande, sino también con proyectos de mejor calidad. Eso nos tiene tremendamente felices al haber cumplido este quinto año de TINTA”, cerrando así una edición que dejó cuentas alegres y muchas ideas en circulación.




