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Estudio caracteriza a votantes antiultraderecha: rechazan porte de armas y apoyan la democracia “siempre” 

13 de Noviembre de 2025

5 MINUTOS DE LECTURA

Rovira
photo_cameraEl profesor Rovira estableció que los opositores a la ultraderecha no comparten un ideario, sino el rechazo a proyectos percibidos como extremos o desestabilizadores del orden democrático.

La investigación, a cargo del académico del Instituto de Ciencia Política Cristóbal Rovira, indagó el fenómeno en Chile, Argentina y Brasil. Los resultados muestran que la oposición a la ultraderecha no se concentra en un solo bloque político o ideológico, sino que atraviesa clases sociales, niveles educativos, generaciones y territorios.

Por Diego Quevedo

Estudio perfila a votantes antiultraderecha: rechazan porte de armas y creen que la democracia es “siempre preferible” 

Al igual que en otras partes del mundo, la ultraderecha ha venido creciendo electoralmente en América Latina. Pero, a diferencia de otras latitudes, la velocidad con que han logrado expandirse electoralmente algunos actores de este sector político en la región, ha sido inusitada, llegando rápidamente a conquistar el poder ejecutivo. Es el caso de Argentina y Brasil.

Aun así, la evidencia empírica demuestra que en Argentina, Brasil y Chile aproximadamente dos tercios de la población no están dispuestos a apoyar a la ultraderecha. Se trata de una fuerza política que puede movilizar a un segmento específico del electorado y simultáneamente generar rechazo en amplios sectores de la población.

Para ayudar a entender este universo de personas e identificar cuáles son los temas que generan acuerdo entre ellos, el profesor del Instituto de Ciencia Política UC Cristóbal Rovira acaba de lanzar un estudio que caracteriza a los votantes que rechazan el ascenso de la ultraderecha, tanto en Chile, como Argentina y Brasil. Los coautores son los investigadores Javier Sajuria y Nerea Palma.


El estudio se basó en encuestas de opinión pública realizadas de manera presencial y diseñadas para medir preferencias del electorado en los tres países. Se utilizó un instrumento que incluyó preguntas para analizar características sociodemográficas y posturas ideológicas de los votantes, además de sus opiniones sobre diversas temáticas, tales como aborto, uso de armas de fuego, pena de muerte y migración.

Respecto a los resultados globales, Rovira explicó que: “El universo de personas que no está dispuesto a apoyar a la ultraderecha no es una coalición política organizada. Se trata de un mundo diverso que se expresa de diferente manera según las líneas de conflicto predominantes a nivel nacional. Por ejemplo, educación en Argentina, territorio en Brasil y temas morales en Chile”.

Chile: apoyo a la pena de muerte; rechazo al porte de armas

Para el caso de Chile, el estudio tomó una muestra de 1.488 casos, que fueron organizados en cuatro grupos de electores: 41% Progresistas radicales, 33% Mujeres populares a favor de la redistribución, 11% Votantes de centro pluralista y finalmente un 15% de Conservadores moderados.

Además de variables sociodemográficas como edad, género, nivel educativo, nivel socioeconómico, zona de residencia y religión, el estudio se enfocó en medir el apoyo de estos 4 grupos en temas como aborto, uso de armas de fuego, pena de muerte y migración, entre otros.

El profesor Rovira destacó: “Observamos que en Chile las temáticas morales no siempre generan consenso entre todos quienes se oponen a la ultraderecha y, por tanto, se puede pensar que las así llamadas guerras culturales generan fricción al interior del mundo anti ultraderecha”.

Mientras que a nivel nacional el 57% de la población está a favor de restablecer la pena de muerte, la medición da cuenta de que tres de los cuatro grupos que no están dispuestos a apoyar a la ultraderecha, superan o se acercan a esa media.

“Los Conservadores moderados son quienes muestran el mayor respaldo (59%) a restablecer la pena de muerte, seguidos por el Centro pluralista (grupo 3) con un 58% y los Populares redistributivos (grupo 1) con un 52%. Solo el grupo 2 (Progresistas radicales) se diferencia con claridad, con un 42% de apoyo y un 44% de rechazo. Este patrón revela que, incluso entre quienes rechazan a la ultraderecha, hay una fuerte presencia de demandas punitivas, especialmente en los grupos más moderados o conservadores”, señala el estudio.

Respecto a un tema también vinculado a seguridad -la promoción en la tenencia de armas privadas-, la investigación concluye que concita bajo apoyo en estos 4 grupos, al igual que en la mayoría de la población.

“El grupo de Mujeres populares a favor de la redistribución es el más favorable, con un 33%, mientras que el grupo de votantes de Centro pluralista se mantiene en niveles similares (32%). El grupo de Conservadores moderados contrariamente a lo que podría suponerse por su perfil conservador, tiene un apoyo de solo 25%, y un 69% de rechazo, el nivel más alto entre los grupos. El grupo de Progresistas radicales vuelve a ser el más crítica, con solo 23% de apoyo”, señala el estudio.

En cuanto a migración, otro tema central en el debate público, la medición es clara: el sentimiento antinmigración “está también presente entre quienes rechazan la ultraderecha, ya que se encuentra presente en grupos tanto progresistas como conservadores. Los grupos de Mujeres populares a favor de la redistribución, de Progresistas radicales y de votantes de Centro pluralista se mueven todos alrededor del promedio nacional, con cifras que van entre el 73% y el 76%. Sin embargo, el grupo de Conservadores moderadores es el que se muestra menos favorable a la inmigración, con un 87% apoyando la idea de que está conectada con un aumento a la delincuencia”.


Chile, Argentina y Brasil: democracia como régimen “siempre preferible”

Como parte de las conclusiones, el estudio reconoce la heterogeneidad de los grupos que conforman el “no” a la ultraderecha en los tres países que conforman la muestra del estudio. Se incluyen sectores educados urbanos, clases medias católicas y grupos de extracción popular a favor de medidas redistributivas.


“En los tres países, la oposición a la ultraderecha no se concentra en un solo bloque político o ideológico, sino que atraviesa clases sociales, niveles educativos, generaciones y territorios, dando lugar a posibles coaliciones heterogéneas que expresan desacuerdo con la oferta de ultraderecha, aunque desde razones y sensibilidades distintas”, explica Rovira.

Sin embargo, el estudio identifica factores comunes, como la oposición a facilitar el uso de armas de fuego en privados, así como también el apoyo a la democracia como régimen “siempre preferible”.
“En todo caso, su común denominador no es un ideario compartido, sino que más bien el rechazo a proyectos percibidos como extremos o desestabilizadores del orden democrático”, concluye Cristóbal Rovira.

Revisa el estudio completo aquí.

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