16 de Diciembre de 2025
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La normativa garantiza el acceso a juegos, actividad y deporte en recintos educativos, que se pueden integrar en recreos y otras asignaturas. Expertos UC estiman que la medida puede ayudar a reducir el sedentarismo y obesidad infantil, pero cuestionan que se enfoque en la práctica del ejercicio más que educar en el tema, de modo que los niños puedan aplicarlo en su vida diaria.
Por Josefina Lira
¿Qué tipo de ejercicios y a qué intensidad deben realizarse para mejorar la condición física, y con qué parámetros de control podría evaluarse este progreso? Esta pregunta corresponde a materia de segundo medio de Educación Física. ¿Puedes responderla?
Correr, saltar, hacer flexiones de brazos o abdominales son actividades que suelen realizarse en clases de Educación Física. Sin embargo, al igual que Lenguaje, Matemática o cualquier otra materia, esta asignatura tiene un currículum, que en este caso “propicia la adquisición de habilidades, conocimientos y actitudes que les permitan a niños, niñas y jóvenes mantener autónomamente un estilo de vida activo y saludable a partir de experiencias de aprendizaje”.
El académico de la Facultad de Educación UC e investigador en educación física y deportes, Sebastián Espoz, explica que esta asignatura tiene tres aspectos: conceptuales, procedimentales y actitudinales. “Pero tradicionalmente, está muy enfocada en lo procedimental, en el hacer”, comenta.
Metodologías activas en recreos y otras asignaturas
Recientemente, se aprobó la Ley N°21.778, que obliga a todos los establecimientos educacionales del país a promover al menos 60 minutos diarios de actividad física. Esto se implementará en dos etapas: la primera comenzará en 2027, enfocada desde educación parvularia hasta cuarto básico, y en 2028 se incluirá a los niveles de quinto básico hasta cuarto medio.
Esta normativa -que fue impulsada por el gobierno a través de los ministerios de Salud, Educación y Deporte- cumple con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y sigue la línea de políticas implementadas en Finlandia, Francia y China.
En los 60 minutos -no necesariamente continuos- se debe estimular y garantizar el acceso a juegos activos, la actividad física y deporte en los colegios, sin reemplazar la asignatura de Educación Física. La práctica de ejercicio podrá integrarse, mediante metodologías activas, en otras asignaturas, en los recreos y en el transporte escolar, y contemplará la formación de profesionales y asistentes de la educación para asegurar su correcta implementación.
El médico internista del deporte y jefe del Programa de Medicina Deportiva UC, Luis Vergara, considera que la medida traerá una serie de beneficios físicos, mentales y cognitivos. Señala que la mayor cantidad de horas de actividad física contribuirá a controlar la obesidad infantil y favorecerá la prevención futura de enfermedades crónicas como la diabetes y la hipertensión.
El experto agrega que esta práctica disminuye el estrés, mejora el sueño —lo que reduce el riesgo de depresión, trastornos del ánimo y ansiedad— y, en el ámbito cognitivo, potencia el rendimiento académico. Además, ayudará a crear un hábito: “Si nosotros aumentamos la actividad física en los niños, niñas y jóvenes, probablemente vamos a estar inculcando el hábito de hacer ejercicio y actividad física. Crear el hábito a temprana edad aumenta la probabilidad de mantenerlo a futuro”, asegura.
“Si nosotros aumentamos la actividad física en los niños, niñas y jóvenes, probablemente vamos a estar inculcando el hábito de hacer ejercicio y actividad física. Crear el hábito a temprana edad aumenta la probabilidad de mantenerlo a futuro” – Luis Vergara, académico UC.
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Alfabetizar la educación física
Si bien los beneficios de aumentar la práctica regular de actividad física están fuera de discusión, el investigador en educación física y deportes Sebastián Espoz plantea que, al analizarlo desde un enfoque educativo, la normativa queda “coja”, ya que se sumarán 60 minutos diarios de actividad física, pero no se revisará el contenido del currículum ni se les enseñará a los niños y niñas autogestión, centrándose en el hacer y no en el aprender.
“La ley busca asegurar la promoción de la actividad física, lo que resulta algo capcioso, ya que al garantizarla el estudiante recibe mayor información o incentivos, lo que es distinto al beneficio de la práctica efectiva” – Sebastián Espoz, académico UC.
“La ley busca asegurar la promoción de la actividad física, lo que resulta algo capcioso. Si yo fuera un sostenedor y pusiera un cartel que dijera: ‘No olviden practicar sus 60 minutos, ahí tienen el patio’, estaría cumpliendo la ley mientras no exista un reglamento escrito”, asegura el académico.
Pero el problema es que promover la actividad no significa que los niños aprendan lo necesario para luego poder aplicarlo en su vida diaria: “El plan de los 60 minutos puede ser un acelerador formidable si, y solo si, se eleva la formación docente para que la asignatura enseñe lo que el patio no puede: criterio para dosificar, evaluar y cuidarse; hábitos que persistan cuando no haya timbre para el recreo; un lenguaje común para leer el cuerpo y el esfuerzo”.
“En Educación Física no enseñamos conceptualmente, porque no está alfabetizada”, señala.” Estamos agregando 60 minutos más, pero de algo deficiente. Estamos obligando a los colegios a generar condiciones que aseguren la posibilidad de jugar diariamente. No estamos educando”, subraya. “Si al salir del colegio tenemos esta tasa tan grande de sedentarismo, significa que hemos fallado. Entonces, ¿agregamos más horas para seguir fallando? El desafío de hoy día son los reglamentos”.
Y para comenzar con el cambio cultural del hacer al aprender, el experto pone el acento en las universidades y la formación de los profesores: “Hay que revisar las mallas curriculares, los sílabos, la contratación de profesores, y que quienes hagan clases de Pedagogía en Educación Física en las universidades entiendan que forman a profesores y profesoras para enseñar lo que establece el currículum escolar”, explica.
